Desde el 24 de febrero, el mundo tiene puestos sus ojos en la guerra entre Rusia y Ucrania, claramente una situación muy lamentable desde muchos puntos de vista, pero especialmente considerando la cantidad de inocentes que han muerto como consecuencia de la misma.

En lo económico, una de sus consecuencias, es la alta volatilidad de los mercados,  donde los precios de los commodities se han disparado a valores no alcanzados desde hace largo rato. Incluso, ha habido situaciones totalmente fuera de lo común (el níquel triplicó su precio en un día como consecuencia del llamado “short squeeze”, si bien luego ese precio fue “borrado” por el LME). Esto significa que muchas posiciones que especulaban a la baja del precio, fueron cerradas intempestivamente por no cubrir los márgenes de garantía necesarios.

Los mercados de futuros y opciones son mayormente utilizados por especuladores pero también, por muchas empresas que hacen cobertura de su exposición al precio de un determinado activo (commodities, tasas de interés, divisas, etc). ¿Cómo funciona esto? 

Si una empresa necesita un determinado commodity como insumo de su producción, por ejemplo aluminio, puede recurrir al London Metal Exchange (LME) y comprarlo a futuro. Para implementar esta estrategia (independientemente del proceso burocrático de apertura de cuenta, etc.) deberá depositar un margen de garantía, que permite al mercado asegurarse el cumplimiento del compromiso. 

Los márgenes son de aproximadamente un 15% del valor transado, aunque dependiendo de la volatilidad del mercado, sufren modificaciones. Es por ello que cuando una empresa se embarca en una estrategia de cobertura de precios, siempre se hace énfasis en la necesidad de tener suficientes recursos para cubrir los márgenes requeridos. De lo contrario, podría sufrir no sólo el cierre de sus posiciones de cobertura con la consecuente pérdida, sino también, quedar nuevamente expuesta a los vaivenes de precios que inicialmente motivaron dicha cobertura.

El contexto actual, que claramente dista mucho de los períodos de estabilidad y tranquilidad, nos lleva a meditar sobre los beneficios de mantener una política de cobertura de precios, y al mismo tiempo, considerar todas las variables que la misma involucra. Una estrategia mal implementada puede ser mucho más perjudicial para una organización, que no tener cobertura alguna.