Hace mucho tiempo que se habla del cambio climático y cómo este afecta al mundo entero, con eventos que van desde inundaciones, incendios y sequías, hasta el potencial desprendimiento de un bloque glaciar gigantesco en la Antártida, que afectan de muchas formas el ecosistema global y la forma de vida de las personas.

Citando algunos ejemplos recientes, en San Salvador de Bahía, Brasil, las fuertes lluvias que arrancaron en noviembre generaron inundaciones que han afectado a aproximadamente 600.000 personas, según el medio local O Globo. Las autoridades anunciaron que al menos 24 personas han muerto, 360 resultaron heridas, y cerca de 72.000 más fueron desplazadas de sus viviendas como consecuencia de dicho evento. Asimismo, dos grandes represas se derrumbaron en la zona, a raíz de las fuertes lluvias, lo que podría agravar los daños y obligar a la población a escapar de sus hogares. Según el gobernador del estado del noreste, es “la mayor catástrofe en la historia de Bahía”.

Por otro lado, en la Patagonia argentina se están produciendo varios focos de incendios forestales. Según el viceministro de Medio Ambiente, Sergio Federovisky, el incendio más preocupante se inició hace varios días a partir de una tormenta eléctrica en la zona del lago Martin y el lago Steffen, en el parque nacional Nahuel Huapi, provincia de Rio Negro. Por este motivo, se han tenido que evacuar comunidades mapuches cerca de las localidades de El Manso y Villegas, y aún se sigue combatiendo el fuego, con otras consecuencias colaterales, como la caída de un helicóptero hidrante. Este incendio se suma a los ocurridos en marzo de 2021, también en la Patagonia, y a los de julio de 2020 en la provincia de Córdoba, donde el fuego se expandió por tres meses, afectando 300.000 hectáreas y alcanzando incluso a la provincia de San Luis.

En otra región de América, más precisamente en México, se enfrentaron problemas de sequía entre diciembre de 2020 y abril de 2021, esperando que puedan volver a ocurrir durante el 2022, debido al fenómeno climático “La Niña”. Sin embargo, gracias a la gran cantidad de precipitaciones ocurridas durante la segunda mitad del corriente año, se han llenado las presas, lo cual podría facilitar la situación ante una eventual posible sequía. 

Los eventos nombrados anteriormente tienen un fuerte impacto en las personas y en las empresas. Siguiendo lo descrito en el país azteca, su agricultura fue golpeada por las sequías, dado que el 76% del uso de agua de este país, está destinado a esta actividad. En la misma línea, con las inundaciones ocurridas en San Salvador de Bahía, la agricultura (principal actividad de la región) sufrirá pérdidas millonarias. Siguiendo más hacia el sur del continente, la bajante del río Paraná se tradujo en que su caudal se encuentre en el nivel más bajo en 77 años, afectando una “herramienta” vital de las economías de los tres países lindantes (Argentina, Uruguay y Brasil): tanto en lo que se refiere al Paraná como fuente para la generación de energía hidroeléctrica, y su uso como importante ruta comercial. En particular, Argentina depende del río para exportar el 80% de sus productos agrícolas, la mayor fuente de ingresos para el país.

Si damos la vuelta al globo terráqueo, el continente asiático también se vió muy afectado. De acuerdo al informe “Counting the cost 2021: A year of climate breakdown”, cuatro de los diez fenómenos climáticos más costosos tuvieron lugar en Asia, con inundaciones y tifones que representaron pérdidas por un total de US$24.000 millones. Los eventos climáticos impredecibles generan contingencias en la economía global, al afectar no solo la calidad de vida de las personas, sino también y en gran medida, la producción y la cadena de suministros.

Estos sucesos ponen de manifiesto la necesidad de una acción climática concreta. El Acuerdo de París fijó el objetivo de mantener el aumento de la temperatura por debajo de 1,5°C en comparación con los niveles preindustriales; sin embargo, los países no cuentan con planes reales para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, mientras priorizan otras cuestiones de corto o mediano plazo, que al parecer, ocupan sus agendas.

En definitiva, ¿Cuánto tiempo más nos llevará aprender?