El desarrollo de la infraestructura permite que los países sean más prósperos y, al a sus empresas a ser más competitivas. Las obras cierran brechas de desigualdad, que dividen a las personas, grupos sociales y regiones, pero también aumentan la competitividad de las economías y las empresas que operan en el. Es importante que los gobiernos incrementen la inversión en infraestructuras que son esenciales para el crecimiento económico de los países.

Varios países de América Latina tienen gobiernos con tendencia hacia el populismo. Habitualmente, estos gobiernos suelen implementar políticas que tienden a fomentar el consumo en desmedro de la inversión, lo que, a la larga, suele generar un deterioro de la infraestructura. Algunos de estos gobiernos vienen después de algunos años de gobiernos pro-mercado que han realizado fuertes inversiones en infraestructura por lo que la misma resiste, mientras que otros son la continuación de años de desinversión y la infraestructura continúa deteriorándose a un ritmo sostenido.

Dados los gobiernos de la mayoría de los países de la región, en líneas generales podemos esperar que en el año 2023, continuaremos asistiendo a un deterioro de la infraestructura, lo que va a impactar en la competitividad de las empresas radicadas en éstos países.

La decadencia de la infraestructura, puede generar mayor cantidad de accidentes, roturas de equipos, mayores tiempos y costos de transporte, etc. Esto redundará en una pérdida de competitividad, en menos generación de puestos de trabajo y menor ingreso de divisas por comercio exterior.

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