La diversificación constante de las posibilidades de trabajo son un reto que las empresas tienen que asumir como parte de los nuevos diseños de estrategias. Ofrecer distintas oportunidades para trabajar, mejorar los ambientes laborales y la flexibilidad de las relaciones laborales son elementos claves.

La gestión del talento es, ya desde hace algunos años, uno de los riesgos emergentes más interesantes que enfrentan las empresas. Lograr estructuras que sean capaces de reclutar y retener el talento, teniendo en cuenta las dificultades operativas y regulatorias, es un objetivo complejo que comparten muchas organizaciones. En estos años el mayor desafío que enfrentan las empresas es retener a los profesionales más jóvenes, de entre 18 y 24 años (la Generación Z) quienes buscan un equilibrio entre la vida social y laboral. Buscan trabajar en empresas que tengan un impacto positivo tanto para la sociedad como para el medioambiente. Una reciente encuesta llevada a cabo por Microsoft a una base de 30.000 trabajadores, mostró que el 54% de los empleados de la Generación Z está considerando dejar su trabajo. Uno de los factores más importantes para analizar este fenómeno fue el efecto de la pandemia que deja al 80% de los jóvenes de todo el mundo vulnerables a la depresión, la ansiedad y la desilusión.

Los trabajadores de la Generación Z, son los que más valoran la flexibilidad y el trabajo con significado social. Un diseño organizacional que contemple la flexibilidad laboral, el conocimiento de las necesidades del empleado y una buena comunicación, van a ser elementos esenciales para que las empresas puedan mitigar este riesgo. Por otro lado, en América Latina se está observando un déficit en personal capacitado para hacer frente a las nuevas demandas de perfiles técnicos que las empresas están requiriendo. La falta de inversión en capacitación y profesionalización sumado a la gran demanda que tienen países como Estados Unidos y Europa, hace que los profesionales más capacitados salgan de la región en búsqueda de mejores oportunidades y beneficios. En Colombia, por ejemplo, el Ministerio de Tecnologías de la Información y Comunicación, dijo que para el 2025 habrá un déficit de 200 mil trabajadores tecnológicos en su país.

Este problema se ve exacerbado por la falta de competitividad de las economías de la región, lo que pone a las empresas latinoamericanas en una clara desventaja en un mundo laboral cada vez más globalizado y sin fronteras

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