La estabilidad política y social será un gran reto este año en los países de América Latina.
Desde elecciones presidenciales hasta grandes manifestaciones sociales ocuparán gran parte de los eventos durante el año.
Muchos de los gobiernos de los países de la región están demostrando grandes dificultades para gobernar y elaborar políticas públicas adecuadas. La búsqueda de consensos, tanto dentro del gobierno, como con la oposición, y en la sociedad, no es sencilla y la estabilidad de los gobiernos no parece garantizada. La gran mayoría de los procesos electorales estuvieron muy polarizados y se resolvieron por diferencias insignificantes lo que exacerba la dificultad para gobernar. En base a las últimas encuestas, sólo 5 de los 15 presidentes de países de la región supera el 50% de aprobación en su gestión. A principios de enero Lula da Silva asumió, en medio de disturbios, la presidencia de un Brasil muy polarizado; Perú enfrenta una crisis institucional sin precedentes; Colombia, México y Argentina, sufren las presidencias de Gustavo Petro, Andrés Manuel Lopez Obrador y Alberto Fernandez, etc.
En este contexto, en que los gobiernos entran en “modo supervivencia” difícilmente los países puedan generar ventajas competitivas sostenibles en sus economías de manera de poder competir en el mundo globalizado.
Por otro lado, durante 2023, hay procesos electorales en varios países de la región. Hay elecciones presidenciales en Paraguay en abril, en Guatemala en junio, y en Argentina en octubre, y elecciones regionales o seccionales en Ecuador en febrero, y en Colombia en octubre. Es sabido, que, especialmente en los países de la región, en los años electorales la gobernabilidad es más compleja, y muchas de las decisiones son menos “racionales” y más “electorales”, por lo que sin dudas enfrentamos un año complejo para muchas de las economías de la región.
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