Las negociaciones por la deuda aún no terminaron y seguimos esperando a si entramos en default o no. La economía argentina se adentra en una de sus peores crisis de la historia. Hoy en día, la incertidumbre respecto al futuro es, como casi siempre, la protagonista de la Argentina. 

El gobierno decidió extender, una vez más, el aislamiento obligatorio en el AMBA a raíz de un fuerte aumento de los casos. En esta oportunidad, las autoridades parecieron más conscientes sobre la importancia de no dejar de lado la economía, aunque al final decidieron seguir en el mismo camino, que según dicen, es el necesario para cuidar la salud. A contramano del mundo, en donde la mayoría de los países están enfocados en elaborar un plan para poder ir reabriendo la economía lo antes posible para reducir los efectos negativos de la pandemia, Alberto Fernández dejó en claro que “la cuarentena va a durar lo que tenga que durar”. En marzo, con solo 10 días de aislamiento obligatorio, la actividad económica se contrajo un 11,5%, lo que hace suponer que el dato de abril puede ser mucho peor y los efectos reales de la cuarentena en la economía pueden ser extremadamente negativos.

En cuanto a la reestructuración de la deuda, la extensión del plazo aumentó las expectativas sobre la posibilidad de alcanzar un acuerdo y evitar el 9no default en la historia argentina. En los próximos días, el gobierno deberá presentar una oferta que se acerque a las pretensiones de los acreedores privados, y esperemos que no mantenga su postura inicial, que logró tan solo un 20% de adhesión. Evitar el default sería una noticia muy positiva de cara al futuro de la economía argentina, que transita una de sus peores crisis de la historia.