A nivel global, los altos precios de los commodities agropecuarios parecieran ser una buena noticia para el sector. Dichos precios incorporan la sequía que afectó a gran parte de América Latina, la menor producción de granos de Rusia y Ucrania como consecuencia de la guerra, y las restricciones globales al comercio impuestas a Rusia.

En este contexto, ¿están las empresas del sector anticipando qué pasaría en caso que la guerra entre Rusia y Ucrania llegué a su fin? ¿Cuál sería el nuevo precio de equilibrio de los commodities? ¿Cómo impactaría ello en la realidad global del agro, y más específicamente en la situación de la agroindustria argentina?

El sector agropecuario local enfrenta actualmente numerosos desafíos: el desabastecimiento de gasoil durante el inicio de la cosecha, el fuerte aumento en el precio de los insumos, y un excesivo intervencionismo por parte del Estado que redunda en una alta presión fiscal. Cada uno de estos desafíos, en sí mismos, si no es abordado adecuadamente, puede impactar fuertemente en las empresas del sector.

Si a estos desafíos, añadimos el eventual fin de la guerra Rusia – Ucrania y el posible desplome de los precios internacionales de los commodities, el sector enfrentaría la tormenta perfecta. ¿Qué pasaría si la empresa adquiere sus insumos a precios récord, y luego, vende su producción a precios sustancialmente inferiores a los vigentes al momento de adquirir sus insumos?
La pregunta clave es: ¿Cómo se protegen las empresas frente a este riesgo? La volatilidad de los precios de los commodities, sin duda, escapa al control de las empresas. Es decir, ellas no pueden protegerse de este riesgo mediante la reducción de su probabilidad de ocurrencia. Sin embargo, las empresas agropecuarias pueden tomar decisiones que reduzcan el impacto en caso que la volatilidad de precios ocurra. Ejemplo de ello es la celebración de contratos futuros que fijen el precio de venta de parte de su producción (al menos la parte que se debe vender para pagar los insumos).

Frecuentemente, la urgencia e impacto de los temas de corto plazo desvían la atención del management, respecto del largo plazo. Invitamos a las empresas del sector agropecuario a imaginar escenarios futuros, mapear sus riesgos, y no desatender su visión de largo plazo a fin de garantizar la sustentabilidad de sus empresas.